Con el primer libro ya se me escapó alguna lagrimilla con la
historia de Sol Weintraub, pero lo de LA CAÍDA DE HYPERION ha sido demasiado,
hasta el punto que el día que me estaba terminando el libro de vuelta a casa
después de trabajar en el metro, la gente me miraba raro cuando pasaba de las
lágrimas de pena a las de alegría y la risas.
Partiendo de una primera parte que sentó las bases de toda la historia, esta continuación tenía que resolver muchas
tramas y subtramas enrevesadísimas. Sinceramente confiaba en que Dan Simmons lo
cerraría todo a la perfección y que quizá, en una historia tan amplia como esta
algo se le escaparía u optaría por resolver algún tema a la torera.
Pues nada
de eso, durante gran parte de la novela la cuenta de enigmas, más que
disminuir, aumenta, cosa que desconcierta llegando a un punto que parece
imposible solucionar el gran lío que se monta, pero se resuelve todo, y además
con una clase y una finura extrema. Los siete peregrinos Lenar Hoyt, Fedmahn Kassad, Martin
Silenius, Sol Weintraub junto con Rachel, Het Masteen, Brawne Lamia y el
cónsul, se han grabado a fuego en mi memoria y corazón. Son los protagonistas
junto a algún personaje más (Meina Gladstone, Joseph Severn o Leight Hunt) los
que sostienen, amplifican e incluso glorifican la historia en la que Simmons
los sumerge. Mis preferidos son Martin Silenius (el poeta) y Brawne Lamia (la
detective privado) y la relación que tienen entre ellos, que pasa del odio más
arraigado a una relación afable entre un anciano y una musculosa y testaruda mujer. Cuando estaba leyendo los capítulos decisivos, que más de
uno tuve que releer para entender correctamente, como por ejemplo el capítulo
en el cual UMMON, una Inteligencia Artificial del TECNONUCLEO, habla con uno de los peregrinos; me
ocurrió algo nuevo como lector novato que soy. No quería que me resolvieran los
enigmas, me daba pena saberlo, me quería quedar cavilando e intentando
resolverlos yo mismo, pero eso suponía dejar de leer el libro y no podía ser.
Sin lugar a dudas DAN SIMMONS es un grande entre grandes,
que además sigue dando el callo habiendo escrito desde LA CAÍDA DE HYPERION unas
dieciséis novelas, la última de ellas en 2011. Gracias a él he aprendido mucho
leyendo estos dos libros, y me siento humanamente enriquecido y no me queda más
que dar las gracias a mi mujer por regalarme la primera y segunda parte de esta
tetralogía que, de momento, dejo aparcada para un futuro no muy lejano.
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