Mi querido hermano me dejó este ejemplar para que al fin me
leyera “En las montañas de la locura”. La verdad es que me había hablado tan
bien que le tenía muchas ganas. Siendo sincero os diré que tampoco me ha
parecido para tanto, muy posiblemente si este relato hubiera caído en mis manos
sin saber su procedencia y sin tener opiniones de amigos me habría gustado
mucho más. De los tres relatos incluídos en esta edición es el que menos me ha
gustado. Aún contando con la premisa de ser un texto avanzado a su tiempo, lo cual ratifico completamente, me ha resultado un poco pesado de leer. Me parece fascinante la capacidad de imaginar y crear que tiene el autor. Las descripciones de los extraños relieves y las interpretaciones de los científicos protagonistas son memorables, pero me ha faltado algo. Todo el relato te prepara y encamina hacia un final, que a mi me ha resultado "pequeño" tras todo lo ocurrido anteriormente.
Los dos relatos restantes son “ La casa Maldita” y “Los sueños de la
casa de la bruja”, cada cual más interesante. “La casa maldita” vendría a ser el clásico caso de una casa
encantada a la cual acuden unos parapsicólogos para estudiar los extraños
fenómenos que en ella acontecen. Hasta aquí nada nuevo, pero hay que contar con
que no existirían muchos escritos que relataran el trabajo de dichos
científicos de la época (1930). Este relato podría haber sido perfectamente el
germen que dio lugar a Poltergeist, si es que no lo fue.
Los sueños en la casa de la bruja, sin duda, es una obra
maestra del género; ¿de qué género? os preguntaréis, para mi sería
horror-cósmico-dimensional-satánico-brujeril. Brown Jenkins ya ocupa un lugar
en mi hall of fame de villamos, lo pondré junto al Alcaudon de Hyperion para
que se cuenten sus secretos espacio-temporales y, con suerte, se vayan los dos
a otro plano de existencia a seguir con sus perrerías. Tonterías a parte, H.P. Lovecraft
es otro de esos autores que adopto para mi deleite y disfrute aunque a día de
hoy, de la época de Lovecraft, me quedo con otro “Howard”, Robert E. Howard.
Gracisa por mencionarme en el artículo!
ResponderEliminarjajaja
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