Segunda novela de Robert Holdstock que leo y segundo
sorpresón que me llevo. Muertes en el laberinto, titulado originalmente The
Fetch (traducido al español como “la zona de alcance”), lo único que tiene de
malo es el título español que no hay por donde pillarlo, pero todo lo demás es
un despliegue de imaginación. Al igual que Bosque Mitago la trama gira entorno
a fenómenos, a ver si me sale el palabro, parap-arqueo-antroprológicos, una
mezcla muy interesante y poco vista.
Susan y Richard Withlock
son incapaces de tener hijos naturales por lo que deciden adoptar un
bebe bajo extrañas circunstancias. Richard, arqueólogo, y Susan, coleccionista
de muñecas, vuelven del hospital con Michael ilusionados y emocionados por
poder, al fin, tener un hijo, pero pronto esas sensaciones serán sustituidas
por dudas y miedo. Misteriosamente casi todos los días Michael aparece cubierto
de tierra húmeda recién excavada siendo imposible ya que está en su cuna en una
habitación cerrada. Este será el inicio de una serie de fenómenos que harán
temblar los cimientos de la familia Withlock y de la propia casa.
Aún con la manera que tiene el autor de narrar los hechos
que no sabría cómo explicar, me ha parecido una historia muy original. Pensaba que a estas alturas de mi vida con la
de películas, series y programas de Tv encarados hacia lo desconocido o
paranormal que había visto no me podía sorprender nada, pues no podía estar más
equivocado. Robert Holdstock es un maestro en narrar situaciones muy rocambolescas
y potentes sin darles la importancia o el bombo que les darían otros autores y
considero que eso le hace grande. Ya para acabar comentar que ya tardan en
adaptarla a la gran pantalla, me atrevería a decir que es una historia más potente
que Poltergeyst, y también mucho más rara y oscura.
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